Un lugar donde pensar

Un lugar donde pensar
La habitación de van Gogh (Vincent van Gogh)

26/1/10

La llave de la interpretación

El mundo ha vuelto a sumergirse en otro cambio importante y es que desde la visión gadameriana, el mundo parece cambiar antes nuestros ojos. Ahora le toca a la interpretación, donde muchos años ha permanecido la opinión dogmática, en la que no hay libre interpretación, esta está cerrada con llave por el monstruo de la originalidad, entendida aquí como lo originado desde inicio, la verdad de esa interpretación. Así, el mundo presentado ante la obra tiene un significado estancado y propiamente suyo, donde ese significado es obviamente lo que quiso decir el propio autor.

Pero he de decir, que esta visión propia de la obra es escasa y al mismo tiempo innecesaria. Ya que nos es imposible saber mediante el texto cual es la verdadera interpretación de este, presentándose como una verdad dogmatica e inamovible. Por tanto, este es el caso de muchos autores en los que quizás su verdadero pensamiento no pueda mostrarse completamente en su obra, este es el caso de Descartes, en el que por ejemplo en la primera meditación nos habla de una idea de Dios presente en su cabeza, cosa que la presenta ahí, sin ningún tipo de argumentación ni explicación. Por tanto, nunca sabremos si realmente Descartes escribía eso para contentar a los jesuitas o porque realmente lo pensaba. Por eso es casi imposible saber la verdad propia de los textos, ya que para ellos tendríamos que haber vivido con el propio autor, y es por esto mismo por lo que no podemos afirmar una interpretación como una verdad dogmatica y además original del texto.

Con todo esto presente, aparece Gadamer para presentarnos una hermenéutica distinta, una nueva forma de ver las cosas. La obra ahora está viva, y su significado va transcurriendo a la largo de la historia, la obra ya no tiene un significado en el allí, sino en el aquí. Antes era el autor el que tenía el don de la palabra, ahora son los observadores, los intérpretes en cantidad y distinción, los que son capaces de llegar no ha uno, sino a varias interpretaciones. Por tanto, ahora cada ser tiene una llave capaz de interpretar, de ir abriendo las puertas del conocimiento, de aportar algo a la definición de esa obra que está ahí, sin un significado propio y que necesita ser moldeada, necesitan que jueguen con ella.

La obra ahora es como un tren que deja huella por donde pasa, que no se queda quieta, va siguiendo los raíles de los cuales no puede salir, estos raíles son la línea de la interpretación, donde está montada la obra y sobre la cual los pasajeros se suben a ella para llegar a una nueva estación, a una nueva interpretación, propia de esos pasajeros que la observan con detenimiento, pero siempre guiada y marcada por los raíles. Y es que la interpretación da cabida al surgimiento de los nuevos significados de las obras, pero también hay que ser consciente que no todos estamos preparados para interpretar, no todos somos lo suficientemente maduros para viajar en tren.

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