Un lugar donde pensar

Un lugar donde pensar
La habitación de van Gogh (Vincent van Gogh)

25/3/10

El sentido: "La última noche de Boris Grushenko" (Woody Allen)

¿Tiene la vida sentido o simplemente vagamos como almas perdidas en un laberinto sin salida, donde lo único que tenemos seguro es la muerte? ¿Verdaderamente buscamos un sentido existente o es simplemente una parafernalia, un adorno, un invento para poder así a agarrarnos a algo?. Realmente no lo sé, lo único que tengo seguro es que me encuentro sumergido en las aguas buscando el tesoro que me corresponde donde el sentido no es el tesoro sino más bien las búsqueda de éste, porque buscar el sentido de mi existencia es ya dirigirme hacia algún lugar, es mirar con el catalejo sabiendo ya donde está la tierra.

Por lo tanto el sentido es en tanto en cuanto yo como ser me limito, me marco, aspiro a algo. Así la cuestión no está en llegar al final del laberinto sino en ser consciente de que estas dentro de él. Ese es el único sentido que tenemos, la búsqueda de éste.

Con esto no espero decir cuál es el sentido de la vida, simplemente intentar aclarar, solo un poquito y solo a quien se preste, un camino un tanto oscuro y tortuoso; Por este motivo también acuño el video que pondrá a más de uno contento.

Los ojos que no te dejan ver


Camino de rosas me dijiste una vez,
eso es la vida,
dualidad incrustada en ella:
esto es belleza y espinas.

¿Porque nos duele tanto aceptar el sufrimiento?
Si este no es más que una condición de este existir hiriente;
tú, amigo mío
¿Eres consciente de ello?

Dolor y placer más que ligados,
ahora son solo uno, no te extrañe pensar eso;
pero hay otra cosa,
que ambos son lo único seguro.

18/3/10

Ende der...

Esa mañana el sol salió por fin,
las nubes se apartaban
como súbditos ante su rey,
los pajarillos canturreaban,
alzaban el piar yéndose su vida en ello.

Tras lo barrotes de mi ventana
contemplaba yo, la nueva estación,
que tras mese invernares
entraba en mi casa.

En ese momento me di cuenta,
que el final había llegado,
toda mi alma se entristeció,
no podía superar eso,
¡cómo un final! sin condición.

Estremecido yo, no podía observar
la estación actual,
solo me interrumpía mi fijamiento
por esa palabra,
el final.

Así, tras varios sollozos
una tiniebla me acogía entre sus brazos
dandome cariño.

Cuenta entonces me dí,
que por eso mismo sufría,
por no aceptar una condición
de la vida.

El final había llegado,
pero con ello algo nuevo,
algo distinto se denotaba
en lo más profundo de mi interior.

Una ilusión, un sentimiento
¿el cambio quizás? No,
¡la muerte! ante mis ojos,
había llegado a atemorizar(me).

Tras eso solo había luz,
algo nuevo ha llegado
la primavera, nueva estación,
asesina del invierno.

¿Moriría más tarde la primavera?
Sí, seguro estoy de eso
pero mientras dure,
los pajaros seguirán piando,
y yo tras mi ventana, contemplando,
estaré.

17/3/10

Recuerdos

(Noche en Saint-Cloud; Edvard Munch)

Recuerdos que no valen nada,
presentes en mi mente;
pronto el sol se oculta
y con él, llega el frío de la noche.

Mi cama helada,
sin presencia ninguna,
un objeto frío,
pero es lo único que tengo.

Ya la noche ha llegado,
mi desesperación
de otro día ha pasado;
realmente me encuentro ahogado.

Algo que pudo ser y no fue,
recuerdos que me sumergen en un mundo mejor,
donde yo puedo disfrutar de ese don
¡la vida!

Es tarde para todo,
el tiempo hizo su función,
ya viejo y demacrado por la vida estoy,
vida que será deseosa,
pero que a mí sufrimiento no me ha quitado.

¿Algo que pensar? Nada,
ya estoy cansado de tanta vida
y sus maltratos.

Como hoja que se lleva el viento,
así me iré de este mundo,
sin que nadie en falta pueda echarme;
ni un minuto, ni un suspiro me queda,
porque verdaderamente mucho tiempo he perdido.

Distraido con otros placeres,
estos me alejaron de ti,
siento mucho cariño, el no haberte querido
como me quisiste a mí.

9/3/10

El placer de Arturo

Ese día encontrabame caminado observando el paisaje que el sol mañanero me permitía observar, era algo fuerte, pero pensé que no debería de molestarme ya que estaba acostumbrado a que esta esfera candente, presente cada mañana en la cantina, iluminara mi rostro. Pero a pesar de todo, me parecía deshabituado a este sol, se mostraba distinto, más deslumbrador de lo esperado por mi frente que chorreaba de sudor. Yo continuaba andando, ya cerca del antiguo faro, por el acantilado. Pero el día se me había presentado un tanto extraño, el paseo se me había hecho eterno, tedioso y aburrido; no sé si se debía a ese circulo brillante clavado en el cielo que estaba calentando mi cabeza, pero el caso es que tenía un mal presentimiento, como si una fuerza superior me estuviera advirtiendo de algo.

Perecía medio día cundo finalmente llegué al faro, rápidamente y sin pensarlo busqué una sombra para que el calor procedente del sol no me deshidratara, verdaderamente los rayos iluminaban mi cuerpo con una gran intensidad; mi boca estaba seca y pastosa, la comisura de mis labios se encontraba pegajosa, casi no podía abrirla y el sudor me tenía empapada la camiseta donde ya apenas se podia distinguir su color original debido a las manchas de sudor que se encontraba en ella. Rápidamente me dispuse a buscar un sitio donde sentarme y contemplar el bello mar que esa mañana brillaba más que nunca, estaba especialmente esplendido. Tanteé algunas rocas, pero finalmente encontré el sitio perfecto, en ese momento estaba verdaderamente sereno, incluso sopló un poco de viento que aireó mi pelo sudoroso; por un instante la paz me poseyó, se hizo mía, todo estaba en silencio y yo solo pensaba en retener este momento pocas veces presente en mi vida, la calma se me había representado por primera vez a través de la naturaleza, de repente un sonido estruendoso interrumpió mi tranquilidad, había sido un sonido pesado pero efímero, parecía un disparo. Pero ¿de dónde venía?, un segundo disparo volvió a sonar, dejándome deducir que éstos venían de dentro de ese antiguo faro.

Ahora era el miedo el que se había adentrado en mi. Me acerqué a la puerta del faro, estaba pintada de color rojo aunque se encontraba un tanto desgastada por el paso del tiempo. Empujé la puerta encajada abriéndola de un solo golpe, pero eso hizo que no pudiera observar bien ya que el sol interrumpió mi visión, me cegó completamente, la luz entraba por una pequeña ventana situada frente la puerta; poco a poco fui recuperando la vista, debido a mi ansiedad por encontrar algo que me indicara lo que había sucedido. No parecía que allí viviera nadie, mi mirada tanteó la habitación hasta que encontré lo que buscaba, nos manchas negras al fondo de la habitación. En ese momento ajuste mi vista para ver algo mejor, era un hombre arrodillado en el fondo de la habitación ensangrentado por todas partes y unos metros delante suya, en el suelo, una niña sobre un enorme charco de sangre. El hombre no parecía tener ninguna herida, aunque su rostro me inspiraba dolor, quizás una herida más profunda; y la niña que debía rondar los siete años estaba muerta.

Así, bajo el silencio de la muerte, el hombre mostró la pistola y la tiro hacía mí deslizándose unos metros y dejando tras ella un camino de sangre. Tras eso el hombre me miro a los ojos fijamente, era la cara de un hombre asustado, confesando que él había sido el asesino de la muchacha, produciendo estas palabras en él un gran malestar reflejado en su cara.

Por el momento sentí un gran dolor, como si me hubieran atravesado con una enorme estaca y a su vez la hubieran retorcido una vez dentro de mi corazón, era un dolor horrible, impronunciable. Por un instante note como la sangre corría por mis venas, ¡estaba vivo! Entonces cogí la pistola y disparé contra ese hombre, bala a bala, lentamente y sin dejar ninguna, ví como impactaban en el cuerpo de ese pobre hombre, desgraciado, incapaz de asumir esa acción. En ese instante me di cuenta de lo que había hecho, mi euforia no me dejó reflexionar y con esto no puede hacer otro cosa nada más que correr para marcharme de ese lugar y mientras corría, pensaba en el placer que me había producido matar.

Arthur Schopenhauer (Los dos problemas fundamentales de la ética)

"El móvil principal y básico en el hombre como en el animal es el egoísmo, es decir, el impulso a la existencia y al bienestar"

3/3/10

Negro amorio

La sentencia todavía sin marcar,
desafloja su nudo angustioso;
no saber qué camino atajar,
prisionero estoy del amor tramposo.

¡Oh, amada mía!
Que de engaños, mentiras y calumnias,
ahogan mi amorío;
que ya sin lira ni laúd,
entorpecen mi existencia.

Nada hay que valga la pena,
porque tus llantos mentirosos,
solo al bufón conmueven.

Maldita belleza cautivadora,
tú entraste en mi,
y yo ahora te destierro;
por eso no puedo más que gritar al cielo.

Furioso,
la ira me corrompe por no aprender de la vida,
demasiado tarde me di cuenta,
ya solo me espera la cárcel.

Muerte y destrucción yo vi,
provocado por el camino del amor;
pobre aquel que se engañe,
pensando que esto le conduce a la salvación.

1/3/10

¡Vida! Eso eres tú

Me llenas de llanto;
me llenas de amor, odio y pasión;
espanto me produce el no estar contigo,
por eso vida eres tú.

Eres mi sed y mi hambre,
eres mi sueño y mi vigilia,
no puedo estar sin mi flor espinosa
¡eso no es vida!

Como hoja en blanco apareciste en mi vida
llena de bondad y dulzura, ahora corrompida;
ya nada puedo hacer por ti,
todo se ha desvanecido como fantasma en la noche.

No tengo nada que decirte,
los pétalos han caído,
el invierno ha llegado y con ella mi desesperación,
porque ahora sé que marchita se encuentra tu flor
en la cumbre de la vida.

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